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22 jul 2024
Director técnico de la Cooperativa San Isidro de Loja. Colegiado del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Granada.
Antonio Rodríguez: “Es un orgullo profesional haber sido pioneros en cerrar el círculo de la bioeconomía circular en el olivar”
Su madre le decía que no tirase los apuntes de la carrera, y menos mal que no lo hizo, porque gracias a ellos, 20 años después de dejar la universidad, nació Oleovaloriza, un proyecto que ha marcado un antes y un después en la economía circular del olivar. Antonio Rodríguez, el protagonista de esta entrevista, es Ingeniero Técnico Agrícola y trabaja desde hace más de 20 años en la Cooperativa de San Isidro de Loja, en Granada, una de las almazaras de AOVE más grandes de España. Con él charlamos de este gran desarrollo y del futuro de la agricultura, que él ve un poco oscuro si no se empieza a valorar el papel esencial de los agricultores.
Oleovaloriza es un proyecto a nivel europeo en el que participaron varios protagonistas además de su cooperativa. También la conformaban el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Ingenieros Técnicos Agrícolas, FAECA, la Universidad de Granada y el CSIC (Centro Experimental del Zaidín), entre otros. Y gracias a este trabajo en equipo han conseguido un hito. Partían de que de la aceituna se aprovecha todo menos los residuos líquidos actualmente denominados "efluentes de almazara", conocido antes también como "alpechín", que se deposita en balsas donde el agua termina evaporándose y queda un lodo sin ningún uso. Este lodo ocupa espacio y puede dar lugar a problemas medioambientales, como un olor intenso e incluso, en escenarios menos probables pero no imposibles, roturas en las balsas, con todo lo que ello implicaría. Ese lodo es lo que han conseguido valorizar y, gracias a este proyecto, convertirlo en compost orgánico de procedencia vegetal y de alta calidad agronómica.Para ello mezclan, más o menos a partes iguales según la humedad que contengan, el citado lodo (residuo) con las hojas de olivo (subproducto) que se generan en la zaranda de la almazara. Tras procesarlo en su planta industrial de fabricación, generan este compost que se aplica a los diferentes cultivos, como el olivar, espárrago verde y otras hortícolas, con grandes resultados de mejora en la producción y en las condiciones del suelo. La planta industrial de valorización de estos residuos y subproductos puede tratar diariamente unos 20.000 kilos húmedos de mezcla al día, que al final del procesos y debido a la pérdida de humedad, se reducen a unos 12.000 kg de producto terminado, es decir, de compost.
El primer beneficio, desde la visión puramente industrial, ha sido tener más capacidad de almacenamiento de los efluentes, ya que han liberado la capacidad de las balsas que antes del proyecto contenían gran cantidad de lodos, ya que año tras año se iban acumulando con la consecuente reducción de la capacidad de entrada. También hay un beneficio directo para los agricultores, que reducen la cantidad de fertilizantes químicos que inciden en la contaminación del suelo por nitratos y suponen para ellos un considerable coste económico. Con el compost, que también sirve para cultivo ecológico, están mejorando el suelo, la microbiota, la fauna y la flora… Todo esto deriva, por ejemplo, en que el suelo retenga más el agua, y cohesione el suelo protegiéndolo de la erosión cuando se dan lluvias torrenciales, mejorando las producciones de los cultivos y de la calidad. Los resultados tras estos cinco años son espectaculares. Para Antonio es como una "transfusión de su propia sangre", ya que todos los compuestos del compost provienen del olivo. De alguna manera, considera que el olivo reconoce esos tejidos degradados por los microorganismos como los mismos que a lo largo de la evolución degradaban las aceitunas que se caían al suelo de forma natural, cerrando el circulo del aprovechamiento de nutrientes. Y la planta aprendió a aprovecharlo, antes incluso de que los romanos aprendieran a elaborar aceite de oliva. Ahora vuelven a retornar al campo parte de lo que del campo proviene, y así de esta forma, se cierra el círculo de la bioeconomía. Siguiendo con los beneficios, al comercializar el compost también han logrado una fuente de ingresos extra para la cooperativa con la que sufragar los costes de personal, costes de electricidad, la maquinaria necesaria, etc., haciendo rentable esta sección de la cooperativa, de forma autónoma e independiente, del resto de la almazara. "La verdad es que es un orgullo profesional el haber sido los pioneros a nivel mundial en cerrar el círculo de la economía circular en el olivar".
De hecho, todo parte de sus apuntes de la carrera. "Buscando soluciones para valorizar el lodo y encontrar solución a todos los problemas asociados, repasé los apuntes de agricultura ecológica donde se hablaba de la generación de compost en una asignatura de la profesora Itziar Aguirre Jiménez. A partir de ahí empecé a hacer pruebas mezclando las hojas del olivo e iniciamos una experiencia piloto. El primer compost que obtuve lo apliqué a semillas, que son más sensibles. Y el crecimiento fue espectacular". A partir de aquella prueba y vistos los resultados, el que era por aquel entonces el presidente de su cooperativa, José Velasco Valverde, y su gerente, José Luis Espejo Ruiz, vieron claro la imperiosa necesidad de gestionar el problema de las balsas y que podría haber una solución viable a este problema. Fue entonces cuando contactaron con la Universidad de Granada, concretamente con José Antonio Camacho Ballesta, y con Rogelio Nogales Ariza, del Centro Experimental de Zaidín del CSIC, para conformar su Grupo Operativo Oleovaloriza, que tuvo el empuje y apoyo de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía. Tras años de investigación y transferencia de conocimiento, consolidaron la viabilidad del proyecto y acometieron la fase industrial de fabricación. Tras 5 años, dicha actividad sigue funcionando a pleno rendimiento, todo ello según las directrices y objetivos marcados por su actual presidente, Indalecio Cáceres Gámiz.En la fase de difusión de los resultados obtenidos por el grupo operativo OLEOVALORIZA, participó activamente otro de sus miembros integrantes, su Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Ingenieros Técnicos Agrícolas."Estoy muy satisfecho con el proyecto y con mi papel en él. ¡Mi madre siempre me decía que guardase los apuntes, que me podían hacer falta. Y mira si tenía razón. Quien guarda, halla".
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